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El ácido hialurónico fué descubierto a mediados de los años 30, aunque no fué empleado en cosmética hasta los años 90. Su principal virtud es la de atraer y retener el agua, por lo que se emplea en tratamientos de belleza para rehidratar, tensar y disminuir los surcos de la piel, haciendo que luzca más tersa, luminosa y radiante. A medida que envejecemos, el contenido de ácido hialurónico en la piel disminuye, lo que puede contribuir a la pérdida de frescura, hidratación, elasticidad de la piel y el desarrollo de arrugas. Esto se resuelve mediante la adición de ácido hialurónico en productos cosméticos. Su capacidad para penetrar e hidratar la piel es única, propiedades viscoelásticas hacen que la piel se suavice y restaure su elasticidad, con ello se consigue un efecto antiarrugas significativo y visiblemente apreciable.
Diferentes tipos de Ácido Hialurónico:
El ácido hialurónico se puede dividir básicamente en 2 tipos: moléculas de alto y bajo peso molecular. El de bajo peso molecular, contiene pequeñas moléculas que penetran en las capas internas de la piel, considerándose la forma más efectiva ya que "trabaja" desde dentro hidratando, rellenando y tensando la piel. El de alto peso molecular, contiene moléculas algo más grandes, penetrando en las capas externas de la piel, disminuyendo los surcos, arrugas y líneas de expresión, mientras aporta luminosidad y tersura.
La combinación de ácido hialurónico en los dos pesos moleculares se considera excelente, ya que repara la piel en profundidad con resultados visibles en pocos dias.
El ácido hialurónico se recomienda para: Geles, cremas, serum y lociones hidratantes. Productos nutritivos y antiedad, para piel madura, sensible o seca.
No exponer a luz solar. Mantener en lugar fresco y fuera del alcance de los niños.
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